Había una vez
Había una vez
Texto: María Teresa Andruetto
Ilustraciones: Claudia Legnazzi
Buenos Aires : Calibroscopio, 2012
Colección: Líneas de arena
- María Teresa Andruetto fue la ganadora del Premio Hans Christian Andersen 2012.
Coni Salgado describe maravillosa y sentidamente -para el blog de Eterna Cadencia- esta nueva obra suprema de nuestra gran María Teresa Andruetto. Bandera de letras, desde su Córdoba a todo el mundo, ella sabe como hacer la diferencia y honrar la escritura, la comunión con el arte, al lector, la magia, y todas las bendiciones y efectos irremplazables que nos da abrir un libro con nuestras manos con un sentido del respeto y el sentimentalismo como pocos logran manifestarlo. No olvidemos que María Teresa escribe para niños, jóvenes y adultos, sin embargo su lenguaje es de tal percepción que siempre nos está hablando a cada uno, como cada uno quiere ser leído sin perder de vista la capacidad intelectual de los más chicos y la necesidad de mantener despierta la capacidad de asombro en los adultos.
Aquí una extracción de lo relatado por Coni sobre Había una vez...
"En Las mil y una noches los cuentos duraban lo que dura la eternidad. En Había una vez de María Teresa Andruetto, el tiempo del cuento está signado por la belleza y conserva en sus raíces el recuerdo de aquellos cuentos tan conocidos de Medio Oriente. Nos cuenta la autora que:
Había una vez en un país lejano, una mujer hermosa que entretenía al gran Visir contándole historias. La mujer se llamaba Scheherezade y las historias que contaba eran extrañas y misteriosas.
Una de ellas comenzaba así:
Había una vez en un país hermoso una mujer extraña que contaba historias. La mujer se llamaba Anú y las historias que contaban eran misteriosas y lejanas.
Una de ellas comenzaba así:
Este libro maravilloso juega con la repetición y va desentramando una historia basada en la inolvidable tradición de contar cuentos. Un país, dentro de otro país, dentro de otro país, dentro de mil mujeres diferentes narrando en las noches frías del desierto. Cajitas chinas. Juego del paquete. Matrioskas literarias. La costumbre más remota y exquisita de hacer que el tiempo se esfume y la vida se estire.
La autora cuenta la historia con la calidad y simpleza que caracteriza su escritura inigualable. Con esa esencia mágica que ya es parte de nuestro orgullo. El libro es un misterio desde su presentación: es tal el encanto de lo que se observa al mirarlo, que la atracción entre el lector y la pieza de arte se vuelve inmediata. El cuento viene en una caja azul de cartón con ilustraciones de viviendas árabes y mujeres cuentacuentos con velos de ensueño y telas estampadas. Al deslizar el libro por el costado de la caja se vuelve de noche y estamos en Medio Oriente. Detrás la portada es casi indescriptible su belleza, la ilustradora Claudia Legnazzi hizo un trabajo que emociona. Y la editorial Calibroscopio aporta una edición deliciosa e impecable en un formato original y poco convencional. El libro se convierte en un oasis de color y textura, de casitas con cúpulas de oro o cielo de estrellas, de mujeres que cuentan cuentos para que el tiempo fluya y la tradición dé la vuelta al mundo."
Imágenes: Los Libros del Vendaval, Imaginaria y blog de Sandra Lambert.